martes, 14 de marzo de 2006

Frio de llovizna II

Te recuerdo bailando bajo la lluvia, te veías tan feliz. Te gustaba todo aquello que las demás personas desprecian o simplemente ignoran: Tomar el sol mientras caminas, escuchar el escándalo de los niños mientras juegan, hasta escuchar el canto de los gallos por la mañana… y sentir la lluvia fría caer sobre ti. Tantas cosas que podemos disfrutar de la vida pero que simplemente nos molesta que estén ahí.
Bailas bajo la lluvia y extiendes tus brazos para sentirla completamente. Abres tu boca y tomas sorbos de ella como si fuera el más divino de los néctares. Sin duda lo disfrutas. Guarecido a unos pasos de ti te observo admirado de que exista alguien a quien la gusta la lluvia. Te acercas a mi, tomas mi mano y me invitas a tomar la lluvia. Un montón de cosas me pasan por la cabeza, dudo por un momento: si esta muy fría, si me puedo enfermar, si me hará bien, si me ataca un resfriado… excusas tontas que sólo nos privan de disfrutar de la lluvia. Después de pensarlo un instante me decido a acompañarte en tu danza, se siente frío, mi ropa se empapa, pero cuando te olvidas de tus temores realmente lo disfrutas. No existe miedo a enfermarte, a mojar tu ropa, a arruinar tu peinado o dañar lo que traigas encima, sólo eres tú y la lluvia. Miras como estoy titiritando de frío, empapado, tomando mi primera ducha natural y te diviertes, te ríes como nunca. “Es sólo agua” me dices una y otra vez, “Es como que te bauticen desde el mismo cielo. Pero a la gente no le gusta mojarse”…
Camino con prisa hacia mi trabajo mientras trato de evitar mojarme o resbalar con el piso mojado. Esta lloviendo. Tu recuerdo viene a mi mente y elevo mi cara al cielo para sentir la lluvia sobre mí. Poco a poco empapa mi ropa y me cubre con su frío peculiar, pero comienzo a disfrutarlo. Disminuyo el paso y extiendo los brazos para sentirla completamente. Tomo sorbos de ella y siento tus labios nuevamente sobre mí y sonrío, si, lo disfruto. La lluvia me recuerda a ti.
Hace mucho que te fuiste, me parece estar ahí, viéndote partir en ese buque, buscando tus sueños como siempre lo has hecho. Me parece estar ahí, viendo como agitas tu mano despidiéndote de mí mientras te alejas y sintiendo tu cálido abrazo de despedida mientras cae esa delgada llovizna que nunca olvidaré. Quisiera ir por ti y estar de nuevo a tu lado, pero hoy nos separa un inmenso mar. Pero hoy te recuerdo bailando bajo la lluvia y recuerdo lo que me enseñaste: “es solo agua”, ese inmenso mar que nos separa es sólo agua. Poco a poco voy perdiendo el miedo de mojarme, de disfrutar la lluvia, de disfrutar de todas esas cosas de la vida que nos molestan o que simplemente ignoramos. Espérame, pronto estaré de nuevo contigo, cuando comprenda que ese inmenso mar que nos separa es sólo agua, cuando aprenda a sentir tu cálido abrazo en el frío de la llovizna.