lunes, 27 de marzo de 2006

El hombre solitario

Caminaba cerca del pie de un arco iris y me cruce con alguien que cargaba su soledad a cuestas. Iba cabizbajo y con la mirada perdida como si su hasta su alma lo hubiera abandonado y la melancolía seguía cada uno de sus pasos como si fuese su sombra. Pude adivinar una gran tristeza en su rostro, así que conmovido me acerque a él y le pregunte porque estaba triste.

Estoy triste porque encontré mis sueños…- me dijo.

Miré hacia el piso y me pregunte a mi mismo - ¿Cómo puede estar triste si ha conseguido sus sueños? - Quise entonces voltear para preguntarle al hombre solitario porque estaba triste de haber encontrado sus sueños, pero ya no estaba, se había marchado con su melancolía y su soledad en absoluto silencio, ni los pájaros, ni el viento, ni si quiera el cielo lo vio marcharse.

A veces veo salir el sol por el lado equivocado y el día pasar al contrario. Me aguarda la mañana al atardecer y las noches se convierten en madrugada. Es ahí cuando veo a aparecer el señor solitario, con su carga a cuestas, todo cuanto tenía se ha ido porque fue en busca de sus sueños y pudo tocarlos… pero nunca me dice por qué.

¿Estás buscando tus sueños? - Me susurraban al oido las olas del mar - Están ahí afuera, esperan por ti, son solo tuyos y de nadie más, solo tú puedes saber el verdadero valor que tienen. Cada estrella que brilla en el cielo es un sueño que espera cumplirse, cruzan el cielo por las noches para recordarnos que debemos ir por ellos…Pero se calló y guardo sus consejos, porque una sombra pasaba cerca con su melancolía a cuestas.

Una noche trataba de saltar para tocar la luna y sin querer toque una estrella fugaz que me quemo con su fuego. Cuando voltee, ahí estaba, el señor solitario. Me miraba fijamente meneando la cabeza en señal de negación.

¿Quieres cargar con la tristeza de encontrar tus sueños? – Me pregunto sin mover los labios. Luego se desvaneció en el aire como cientos de luciérnagas iluminando la noche.

Un día volaba por encima de un bosque y ahí estaba el señor solitario, llorando en la orilla del lago de la desesperanza y se lamentaba de haber encontrado sus sueños. Me acerque a él y toque su hombro, pero se convirtió en agua y se diluyo en el lago. Me sentí triste por el hombre solitario, así que me acerque al lago para acariciar sus aguas y dar consuelo a su tristeza, pero al inclinarme en la orilla y extender mi mano apareció mi reflejo que poco a poco fue tomando la forma del hombre solitario. Y con su triste voz me dijo:

- Cada sueño, cada deseo que tienes, cada meta… cada una de ellas muere el día que la encuentras. A veces no quisiera haber encontrado mis sueños, ahora que pude tocarlos no hay nada más, la tristeza me embarga porque ví mis deseos satisfacerse y mis sueños cumplirse… pero no hay cada más. La satisfacción es la muerte del deseo y la realidad es el límite hasta donde llega el mundo de los sueños… -

Rompí a llorar, porque muchos de mis sueños se habían cumplido, pero se habían marchado así como habían llegado. Pero la brisa del bosque acaricio mi cara, secándome las lagrimas y una dulce voz desde un hermoso rayo de sol me habló y me dijo…

- No estés triste porque has cumplido tus sueños y ya no volverán, cada uno de ellos es como una ola, que llega rompiendo a la orilla y después se va, para nunca volver. Pero tu espíritu debe ser incansable, como el viento constante que sopla desde mar adentro para producir las olas. Esperan por ti nuevas aventuras y nuevos desafíos, que nunca se te olvide. Nunca dejes de desear y de soñar... -

Nunca he vuelto a encontrarme al señor solitario. A veces suelo pasar por el lago de la desesperanza e intento acariciar sus aguas para dar consuelo al hombre solitario, y siento como el agua se mece suavemente por el viento y pequeñas olas rompen en la orilla. Un suave susurro viene desde el bosque y se escucha algo como un ligero ronquido. ¿Estará durmiendo el señor solitario? Yo creo que si, se ha dormido al sentir la brisa del bosque, ha metido en un saco su melancolía y se ha recostado sobre ella en el fondo del lago para que las suaves olas se llevan sus sueños a la orilla. Nunca dejes de soñar y desear hombre solitario.